Economía

Recuerdos de Bob Dole

En el verano de 1982, me desempeñé como asistente especial de John Cogan, subsecretario de Trabajo. Ese verano, Estados Unidos todavía estaba en la recesión de 1981-1982. Cuando estás adentro, no sabes cuánto tiempo llevas adentro, y no sabes que te has ido, al menos unos meses después de que te fuiste. Esto significa que existe mucha presión para extender la duración de los beneficios federales por desempleo. Por otro lado, hay una razón razonable para creer que la ampliación de las prestaciones por desempleo está prolongando la recesión.

El Senado tiene una propuesta bipartidista para extender la extensión federal de las prestaciones por desempleo (si mal no recuerdo, otras 13 semanas). La administración Reagan se opuso a esta extensión, y la tarea de John Cogan era escribir y brindar testimonio ante el Comité de Finanzas del Senado. El Partido Republicano tiene mayoría en el Senado, por lo que Bob Dole se desempeña como presidente del Tesoro del Senado.

Ayudé a Cogan a escribir el testimonio. Creo que el argumento que hicimos en nuestro testimonio es que extender los beneficios hará que la tasa de desempleo sea más alta que de otra manera. Como recompensa, cuando testificó, tuve que acercarme y sentarme detrás de él, lo suficientemente cerca como para poder susurrarle al oído.

Fuimos golpeados. No es solo que nadie en ninguno de los lados del pasillo del Comité de Finanzas del Senado esté de acuerdo con nosotros. Eso es todo (más tarde supe que este es el estándar del curso) la forma en que expresan sus diferencias es molesta. Así que el demócrata Bill Bradley lo odia; el demócrata Russell Long lo odia; el republicano Bob Dole lo odia.

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Seguí susurrándole al oído de Cogan, pero él no mordió a ninguno de ellos.

Mi ex alumno Ken Kam de la Universidad de Santa Clara estaba en la ciudad y le dije que tal vez quisiera participar y ver cómo lo estamos haciendo.

Sí participó, y luego me dijo al efecto: «Estoy de acuerdo con tu política, pero al final te sigo odiando».

Quería comprobar mi reloj cuando era nuestro turno y volver a comprobarlo cuando terminara. Pensé que, considerando el trato que recibimos, llevamos 2 horas ahí. Tiempo real: 26 minutos.

Por cierto, esto no significa que desprecie a Dole. De hecho, hasta donde yo sé, me agrada más que el senador del medio. Creo que es una persona ingeniosa, tiene algo de integridad.

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