Opinión | Bosnia está a punto de disolverse

En la década de 1990, Occidente reaccionó lentamente a la disolución de la ex Yugoslavia. Después de mucho derramamiento de sangre, finalmente lanzó ataques aéreos contra las fuerzas serbias en Bosnia en 1995 y en Serbia y Kosovo en 1999, enviando decenas de miles de tropas de la OTAN para supervisar el alto el fuego y estabilizar la región. En los años siguientes, Estados Unidos y la Unión Europea gastaron miles de millones de dólares para ayudar a reconstruir la región. Aunque a menudo se les ha criticado con razón por centrarse en soluciones descuidadas a corto plazo, sus esfuerzos han sido clave para garantizar la seguridad y la estabilidad de los Balcanes.
Pero su atención se perdió. Estados Unidos, que estaba más centrado en sus operaciones en Afganistán e Irak, se retiró del compromiso práctico en 2010. Pasaron la responsabilidad a la Unión Europea por la estabilidad a largo plazo de la región al incluir a sus países en el bloque. Sin embargo, en 2019, mientras la Unión Europea luchaba con sus propios problemas y divisiones, quedó claro que la oferta fue efectivamente eliminada de la mesa.
Privados de su sueño europeo y denegado el pleno acceso al mercado común del bloque, los líderes balcánicos volvieron al nacionalismo y el populismo del pasado. El estado de derecho, los derechos humanos y otros principios democráticos básicos quedaron en el camino. En países multiétnicos con proyectos nacionales inconclusos como Bosnia, Montenegro, Macedonia del Norte y Kosovo, las divisiones etnopolíticas se han solidificado.
Sin embargo, la principal responsabilidad recae en los propios países, especialmente en los representantes políticos y los medios de comunicación afiliados, que han basado su popularidad en la propagación de la hostilidad hacia otros grupos étnicos. En Bosnia y Herzegovina, la atención se centra en el etnonacionalismo. Dodik no está solo en su radicalismo: los bosnios musulmanes, el grupo étnico más grande, han hecho campaña por un estado unitario, y los croatas de Bosnia están pidiendo una región croata autónoma.
Es fundamental que la abdicación de Occidente no solo haya permitido una recaída democrática, sino que también haya abierto la región a otras fuerzas externas. Rusia ha mostrado un gran interés y una fuerte influencia política en todas las partes de la región pobladas por serbios, mientras que Turquía, los Estados del Golfo e Irán han hecho lo mismo en las áreas pobladas por musulmanes. China, con su pragmatismo político y abundantes recursos económicos, se ha convertido en una presencia importante en toda la región. Además, Croacia, y Serbia en particular, han comenzado a interferir en la política interna de los países vecinos, lo que aumenta las tensiones regionales.