Cómo el bailarín improbable marcó el comienzo de un nuevo movimiento

En una entrevista de 1985 con Los New York TimesMartha Graham dijo que “Para mí, el cuerpo dice lo que las palabras no pueden”.
Y cuando la legendaria bailarina y coreógrafa comenzó, muchos eventos parecían desafiar la articulación. Nacida en 1894, Martha Graham comenzó a trabajar como coreógrafa y bailarina mientras la Gran Depresión envolvía a los Estados Unidos en la oscuridad; como la Guerra Civil española demostró que la fuerza física, no la fortaleza moral, puede ganar la guerra; mientras la Segunda Guerra Mundial sumía a todos los rincones del mundo en un desastre de sangre y metralla.
Graham, como otros artistas influyentes de su tiempo, absorbió estos conflictos y los extrajo en su arte elegido, la danza. Así como Stravinsky cortó la composición musical de la eufonía fantasiosa y Pablo Picasso dio un vuelco al arte mimético del retrato, Graham eliminó los tutús y los volantes de la bailarina y en su lugar resaltó la humanidad cruda del cuerpo.
Graham también despojó a la coreografía de su fanfarria y optó en su lugar por líneas limpias, movimientos agudos y deliberados y formas humanas contundentes, a menudo visualmente discordantes. La danza, tal como la define el famoso uso de espirales, caídas, contracción y liberación de Graham, ya no destacaba únicamente la ligereza y la belleza humanas; también subrayaba la pesadez, el poder y la vulnerabilidad.
A los ojos de Graham, la danza era ante todo un medio de expresión, y la expresión, si bien era honesta y verdadera, no siempre era estéticamente agradable.
Su trabajo, oscuro, expresivo, devastadoramente moderno, marcó el comienzo de una nueva era de la danza. Por supuesto, Graham introdujo su técnica en un momento en que las mujeres apenas comenzaban a recibir ciudadanía plena y, como tal, muchos vieron el lenguaje de Graham (menos corista, más mujer deshecha) como amenazante, extraño e impactante.
¿Cómo podría esta mujer, que comenzó a practicar ballet relativamente tarde en la vida y carecía del tipo de cuerpo de bailarina ideal, irrumpir en el campo y cambiar sus convenciones de cabeza?
Graham no tenía tiempo para estas preguntas y se mantuvo resuelta a perfeccionar su oficio. Muy pronto, tuvo su propia escuela de danza, que todavía se enseña en los programas universitarios de danza en la actualidad. También se convirtió en la primera coreógrafa en contratar regularmente a bailarines asiáticos y afroamericanos, una práctica poco común en su época.
Pero lo que quizás fue más notable de Martha Graham, quien murió a los 96 años, fue su sentido de modestia.
“Nunca hablo de la genialidad en referencia a mí misma”, le dijo a la Veces. “Realmente no sé lo que significa. Creo lo que me dijo el compositor Edgard Varèse una vez cuando hablábamos de la genialidad. Él dijo: ‘Martha, la dificultad es que todo el mundo nace con genio, pero la mayoría de la gente sólo lo conserva unos minutos’. Es la cualidad animal, es el sentido del asombro, es la curiosidad, la avidez por la experiencia, por la vida. Y tienes que comerlo todo el tiempo; a veces es amargo, a veces es muy dulce”.
Para ver más imágenes de bailarines en el trabajo, asegúrese de ver la fotografía de Martha Swope.