España

El empresario barcelonés que vendió su alma al diablo

El barrio de Gracia de Barcelona fue originalmente un municipio aparte con una importante colonia gitana, que es el escenario de la siguiente historia, tan sorprendente como legendaria.

Es el año 1892 y nuestro protagonista, el empresario Agustín Atzerias, vive en la calle Josep Torres 20, el núcleo central del barrio gitano de Gracia. Su negocio va más que bien y se encuentra en una cómoda posición financiera que le permite encargar algunas renovaciones costosas y ambiciosas en su hogar.

Pero una desgracia (quizás debido al contexto, podemos especular sobre una maldición gitana) afectó a Atzerias y a todos sus negocios, que pronto dejaron de ser rentables hasta que estuvieron peligrosamente cerca de la bancarrota.

Abrumado por los problemas financieros y ante la inminente y costosa remodelación amenazada por la falta de liquidez, decidió hacer un pacto con el diablo y supuestamente vendió su alma por falta de dinero.

A través de este pacto -o fue solo una coincidencia- Atzerias logró su objetivo y ganó un sorprendente primer premio en la lotería, lo que le permitió completar sus reformas y sanear sus finanzas.

Pero Atzerias, más que agradecido, no se contentó con entregar su alma para siempre, por lo que decidió rendir homenaje al diablo colocando discretas cabezas de diablo sobre todas las puertas y ventanas, junto con grandes murales que representan escenas del infierno como decoración de la fachada.

Eso sí, esto nunca contó con el beneplácito de sus vecinos, pero Agustín no quitó ni un solo elemento decorativo de esta casa, que, a su juicio, había podido reformar gracias a la ayuda del diablo.

Han pasado más de 100 años desde entonces, y aunque la casa aún existe y aún se la conoce como la Casa del Diablo entre los ancianos del lugar, no queda ni uno solo de los murales, todos desgastados por las arenas del tiempo. . Pero aún hoy se conservan las cabecitas de Belcebú que coronan las puertas y amenazan o seducen a quien cruza la calle de Torres en plena Gracia Gitana con la mirada.

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