Cultura

«Elvis» de Baz Luhrmann o la historia de un polémico hipster

CINE – Esto no es un documental, ni un biopic como los demás. Este miércoles, 25 de mayo, Elvisel último largometraje del cineasta australiano Baz Luhrmann, se proyectó por primera vez en el Festival de Cine de Cannes – con incluso drones desplegados para la ocasión en la Croisette.

Conocido por su estilo extravagante (a veces incluso exuberante), el director de molino Rojo y El Gran Gatsby tiene vuelve a la Croisette para sumergirnos en una historia que muchos americanos ya se saben de memoria, la del Rey, la del rey del rock’n roll: Elvis Presley.

Y es a través del prisma de su empresario, el terrible Coronel Parker (Tom Hanks), que la descubrimos, en la película que se estrenará el 22 de junio en Francia. Desde su infancia en Memphis hasta sus primeros éxitos, pasando por su residencia en Las Vegas, su adicción a las drogas y el desmoronamiento de su matrimonio… La película no deja nada al azar, y menos ninguna de las facetas del hombre del apretado trajes: sus sugerentes caderas.

Un tema de fantasías

Este vaivén ha sido objeto de fantasías. Esto es lo que descubrimos desde los primeros minutos de la película. Elvis, interpretado aquí por Austin Butler, ofrece uno de sus primeros conciertos. Toca frente a una audiencia de soldados acompañados de sus novias. El pelo engominado hacia atrás y el contorno de los ojos maquillados: su mirada primero le valió un montón de insultos homófobos. Se detienen cuando empieza a tocar y… a bailar.

El pequeño vaivén frenético de su pelvis no deja indiferente a nadie. Los hombres están estupefactos. Las mujeres, confundidas. Pueden hacer todo lo posible para resistir, nada ayuda. Un grito, casi orgásmico, se escapa de cada uno de ellos, por turno. La escena da risa. Sin duda es caricaturesco, pero no tan alejado de la realidad. Los aullidos en el archivo a continuación de un concierto de Elvis Presley dado en 1956 pueden atestiguar esto.

En la vida real, estas escenas de júbilo se han multiplicado. Se dice que la gente se desmayó en medio de un concierto, que algunos de ellos provocaron disturbios que en ocasiones requirieron la intervención de la policía.

¿Fue realmente debido a sus caderas? No lo sabemos, pero llamó la atención de la prensa conservadora de la época. Obscena, vulgar y repugnante, la actitud de Elvis en el escenario ha sido comparada con la de una stripper. Los periodistas nunca han ocultado su desprecio por él. Lo apodaron “Elvis la Pelvis” [en français, “Elvis le bassin”].

La “mala moral” de la cantante ha llegado a oídos de la justicia. Basado en la película, pero también en un libro del periodista estadounidense Thomas Fensch titulado Los archivos del FBI sobre Elvis Presley, se habrían presentado denuncias contra el músico por indecencia. En 1956, una carta dirigida a un alto funcionario llamado J. Edgar Hoover afirma, por ejemplo, que Elvis Presley representaba un peligro para la seguridad del país porque había enloquecido por completo a niñas y niños.

“Esta gente de Nueva York no me va a cambiar”

En este momento, Elvis está en la cima de las listas. Dijo que no entendía las críticas. “No siento que esté haciendo nada malo”, respiró. No veo cómo un género de música podría tener una mala influencia en la gente. Es solo música”.

La opinión pública está dividida. Los programas de televisión son reacios a invitarlo (cuando no deciden enmarcar solo la parte superior de su cuerpo). En 1956, finalmente fue contratado en el Show de Steve Allen. Pero ahora, es en un negro smooking muy diferente a su estilo habitual que los espectadores lo encuentran.

En el escenario, no esboza ni un solo paso de baile. Elvis parece atascado. ¿Fue el trato entre los productores del programa y su agente para que volviera a las pantallas? Eso es lo que la película biográfica quiere que creamos. Elvis, le dijo a la prensa que nunca había tenido una experiencia tan mala.

No lo tomaríamos de nuevo. “Sabes, esas personas en Nueva York no me van a cambiar por un centavo. Les voy a mostrar cuál es el verdadero Elvis”, dijo antes de un show durante el cual apenas se movió excepto para menear su dedo meñique de manera sugerente y provocar el orden establecido. Baz Luhrmann no eludió nada de esta escena, ni de ninguno de los vaivenes del Rey.

Ver también en El Huff Post: Khaby Lame, estrella del Festival de Cannes pero desconocido para los asistentes al festival

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